Definido como el amor que dirige el sujeto a si mismo tomado como objeto, el narcisismo de Marcos Aguilar limita su capacidad analítica. Narcisista como pocos, cree sinceramente que los queretanos estamos ocupados en su caída, cuando en realidad lo que nos preocupa es el declive de la calidad de vida en el municipio que gobierna.
Se comprometió, por ejemplo, a mejorar la seguridad y la movilidad en la capital del estado. Hasta ahora la inseguridad no ha bajado y la movilidad universal que pone en primer lugar al peatón no es más que un ejercicio retórico de su administración.
La creación de la Secretaría de Movilidad que encabeza Mauricio Cobo Urquiza ha servido para poco. Además de contratar una empresa para diseñar el plan de movilidad, con un costo de 15 millones, del que por cierto nada se sabe y privatizar la vía pública con la instalación de parquímetros o rentar bicicletas que nos costará a los contribuyentes queretanos “de entre tres y cuatro millones las estaciones de bicicletas mientras que el mantenimiento es de unos 500.000 euros al año” (http://valenciaplaza.com/la-valenciana-movus-se-adjudica-un…), los peatones siguen siendo los marginados del brillante plan de movilidad de Marcos Aguilar.
Poca infraestructura para personas con discapacidad ha sido construida, es más, los cruces peatonales no tienen ni dibujadas las cebras que le den al peatón más seguridad a la hora de atravesar calles y avenidas. Prefirió pintar puentes vehiculares que pasos peatonales. Ese es su nivel de compromiso con la movilidad universal que pone al peatón en primerísimo lugar.
De los cien kilómetros de bici vías mejor ni hablamos porque podemos herir la susceptibilidad del alcalde más ocupado en su imagen que en su eficiencia. Se queja de la crítica que recibe como gobernante, olvida que la crítica es un ejercicio responsable de la ciudadanía en contra de decisiones arbitrarias, instrumento democrático que él utilizó una y otra vez como diputado local y federal.
Estos son los temas que nos ocupan a los ciudadanos, estas son nuestras preocupaciones, no estamos pendientes del ascenso o caída del presidente municipal. Su futuro político nos resulta irrelevante y, en todo caso, nos ocuparemos de ello si decide reelegirse o buscar otro cargo de representación.
Su narcisismo le impide ver que el peor enemigo de su futuro político, no es el gobernador del estado, no son los diputados federales de su partido o las voces críticas de su administración, su peor enemigo se llama Marcos Aguilar, es presidente municipal de Querétaro y se rentó tres años para alcalde, con un excelente sueldo y magnificas prestaciones.