En qué momento Marcos Aguilar y su equipo subieron a la agenda un tema que no era un problema ¿Recuerda que en campaña Marcos haya hablado de problemas en el servicio de recolección de basura domiciliaria? ¿Recuerda que los queretanos nos quejáramos del servicio de recolección como nos quejamos de las inundaciones? Por poner un ejemplo.
¿Cuándo la basura se convirtió en un problema? La pregunta es válida si nos atenemos al reconocimiento que por muchos años Querétaro ha recibido como ciudad limpia ¿Acaso la escoba de oro es una farsa? ¿Qué se premia entonces si no es un sistema eficiente de recolección, traslado y confinamiento de residuos?
De la noche a la mañana el presidente municipal y su equipo asumieron que la basura es un problema tan grande que su gobierno no tiene la capacidad de administrar, que lo administren otros.
Me refiero expresamente a la incapacidad de su gobierno porque otros gobiernos si quisieron y si pudieron administrar; Roberto Loyola, Francisco Domínguez, Manuel González Valle, por citar los tres últimos.
¿Entre la salida de Loyola y la llegada de Aguilar la generación de basura domiciliaria creció tanto que se hizo imposible de administrar eficientemente por parte del municipio? ¿En serio?
Si la concesión prevé un significativo incremento en la generación de residuos así como nuevas rutas de recolección debido al crecimiento de la ciudad ¿Era necesario concesionar todo? ¿No podían concesionarse sólo las nuevas rutas? Someter a prueba un esquema limitado del modelo de concesión habría sido una decisión salomónica, partiendo del supuesto, claro, de que el gobierno de Marcos es incapaz de enfrentar ese crecimiento.
Nos dicen que el modelo de concesión permitirá un ahorro mensual de 17 millones de pesos y que el servicio será más eficiente. Yo tengo mis dudas. Primero de que efectivamente sea más eficiente, y segundo, de que el ahorro tenga una clara utilidad social.
Ya se habla, por ejemplo, de que la licitación fue un proceso amañado, no lo dicen ni los trolles ni los bots a los que alude el presidente municipal. Hay un evidente rechazo a la privatización del servicio por más que el alcalde no lo quiera ver.
Lo más lamentable es que Marcos Aguilar y su equipo de gobierno juegan el mismo juego del que fue víctima como diputado federal cuando se opuso a la construcción de la estación del tren de alta velocidad en Calesa. Desacreditando a quienes no comparten sus decisiones y minimizando el claro malestar social que provocan.
Finalmente, resulta muy irónico que algunos activistas de redes sociales que criticaron al calzadismo por desacreditar al entonces diputado federal, hoy sean los victimarios de quienes no comparten la visión del ahora presidente municipal.