URGENTE NECESIDAD DE CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA CIUDADANA
Prácticamente a meses de que la casta política panista queretana esté definiendo a sus candidatos para el proceso electoral de 2018, el partido gobernante muestra evidentes fracturas que podrían significarle derrotas dolorosas en la elección intermedia.
No sólo está en riesgo la capital del estado sino, además, la posibilidad de perder la mayoría en la Legislatura, lo que pondría en serios aprietos a la administración de Francisco Domínguez en la segunda mitad de su mandato.
Para nadie es desconocido que las elecciones intermedias siempre son complicadas para los partidos gobernantes. Los electores (al menos una parte importante de ellos) suelen decidir su voto en función de la evaluación y/o percepción que tienen de los gobiernos en turno.
Esa evaluación puede ser informada o no, pero el efecto práctico es el mismo porque en función de ello deciden. La percepción, por otra parte, es todavía más subjetiva y, por tanto, para el partido gobernante más riesgosa.
Una vez que se extiende la idea de que un gobierno es ineficiente o corrupto, es poco probable que la percepción del ciudadano cambie al punto de creerlo eficiente e incorruptible. Podría ser el caso entre aquellos que tienen una marcada identidad partidaria, sin embargo, en Querétaro la identidad partidaria está cada vez más desdibujada, eso explica, en cierta medida, las alternancias de 1997, 2009 y 2015.
Evaluaciones y percepciones aparte, además de la frágil identidad partidaria de los queretanos, los partidos que gobiernan enfrentan cada proceso intermedio un escenario electoral “contaminado” por la elección presidencial. Una elección que, generalmente, mueve voto en cascada para los candidatos locales.
Si bien es cierto el bipartidismo se ha instalado en Querétaro desde 1997, y el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) de Andrés Manuel López Obrador todavía no se cala entre los electores a nivel local para una elección presidencial, no dude que MORENA o Proyectos Ciudadanos den sorpresas el año entrante, sobre todo ante el desgaste local y nacional del PRI y el PAN.
En ese contexto complicado que el PAN parece no entender se cuela (y por la puerta grande) el pleito tribal entre el presidente municipal de Querétaro y varios grupos al interior del PAN. El diputado federal Gerardo Cuanalo le dedicó semanas evidenciando la ineficiencia del sistema concesionado de recolección de basura y, además, cuestionando el contrato de concesión, mismo que ya ha solicitado se revise y se haga público.
Hoy se suma el también diputado federal Armando Rivera cuestionando la mala planeación de las obras que construye Marcos Aguilar.
Parece que nada detendrá a las tribus blanquiazules en su lucha interna por el poder y las posiciones rumbo al 2018, falta que lleguen perfilados para estar en posibilidad de repartir posiciones, lo que se ve difícil. Súmele el gran tsunami de indignación y hartazgo social frente a la corrupción desbordada en todos los niveles, una corrupción evidente, descarada.
Por eso en la elección del próximo año los candidatos del PAN no podrán abanderar sin salir raspados –debido a los pocos resultados que han dado- temas que hicieron suyos en 2015: inseguridad, movilidad, transporte público y, por encima de todos, combate a la corrupción.
En las elecciones del 2018 la casta política gobernante panista le apuesta a la (des) memoria y la vulnerabilidad de la ciudadanía por el alto grado de marginación. Ineludible construir una alternativa ciudadana, donde pensemos que la democracia significa exigir todos los días transparencia y rendición de cuentas. Ante los excesos de la casta política y la falta de cumplimiento en sus compromisos, se hace necesario construir un Proyecto Ciudadano para combatir la corrupción e impunidad.